Aixa (también llamada Fátima)
Bint Muhammad Aben al-Ahmar, apodada “la Horra” (“la honesta” o “la honrada”), madre del
último rey de Granada, es sin duda, una de las personalidades más célebres de
la historia de Al-Andalus.
Al parecer,
Aixa era hija del rey de granada Muhammad X el Cojo, aunque según algunos
autores lo era de Muhammer VIII el Zurdo. En todo caso, procedía de la familia
real de Granada y debía de gozar de considerable patrimonio y prestigio por sí
misma, que explicarían su notable influencia pública posterior. En la misma
ciudad de Granada, poseía el palacio de Dar al-Horra y, en las afueras, el
Alcázar Genil, lugares donde pasaba sus períodos de recreo.
Aixa fue
durante unos veinte años la sultana consorte del rey Abu l-Hasan Alí, conocido
en las crónicas castellanas como Muley Hacén, con el que tuvo dos hijos
varones, Abu Abd Allah Muhammad (conocido como Boabdil) y Abu-l-Hayyay Yusuf, y
una hija llamada Aixa.
Pero el
sultán se enamoró de una esclava cristiana llamada Isabel de Solís, que tomó el
nombre de Soraya al convertirse al Islam, y con la que tendría dos hijos
varones, hasta tal punto que acabó por desbancar a Aixa de la condición de
sultana y confinarla en habitaciones menos regias.
Hacia 1484,
los celos, la rivalidad entre Aixa y Soraya, el temor por la sucesión de sus
hijos, junto con la desconfianza ante las intenciones del sultán, instaron a
Aixa a participar, con la facción aristocrática de los Abencerrajes, en una
conspiración para destronar a su esposo y poner en su lugar a su hijo Boabdil.
Tras liberar a éste de una de las torres de la Alambra, donde su padre lo
tenía preso, Aixa incitó a Boabdil y su hermano Yusuf a huir a Guadix, donde el
primero fue proclamado rey. Poco después, tras una sangrienta guerra civil, el
5 de julio de 1482, Boabdil era proclamado rey de Granada. Aixa volvió a
intervenir con tenacidad y firmeza en 1483, cuando su hijo cayó prisionero de
los cristianos en la batalla de Lucena, y ella negoció su liberación. Poco se
sabe de su vida en los siguientes años, pero debió de seguir implicandose muy
de cerca en los agitados y decisivos acontecimientos que estaban teniendo lugar
en Granada.
Cuando la
ciudad se rindió a los Reyes Católicos el 2 de enero de 1492, Aixa partió al
exilio con su hijo, primero al señorío de Adarax, en la alpujarra, y después,
en octubre de 1493, a
la ciudad marroquí de Fez, donde seguramente le sobrevendría la muerte.
Bibliografía:
www.islamyal-andalus.es
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