viernes, 26 de abril de 2013

AIXA LA HORRA




Aixa (también llamada Fátima) Bint Muhammad Aben al-Ahmar, apodada “la Horra” (“la honesta” o “la honrada”), madre del último rey de Granada, es sin duda, una de las personalidades más célebres de la historia de Al-Andalus.

            Al parecer, Aixa era hija del rey de granada Muhammad X el Cojo, aunque según algunos autores lo era de Muhammer VIII el Zurdo. En todo caso, procedía de la familia real de Granada y debía de gozar de considerable patrimonio y prestigio por sí misma, que explicarían su notable influencia pública posterior. En la misma ciudad de Granada, poseía el palacio de Dar al-Horra y, en las afueras, el Alcázar Genil, lugares donde pasaba sus períodos de recreo.

            Aixa fue durante unos veinte años la sultana consorte del rey Abu l-Hasan Alí, conocido en las crónicas castellanas como Muley Hacén, con el que tuvo dos hijos varones, Abu Abd Allah Muhammad (conocido como Boabdil) y Abu-l-Hayyay Yusuf, y una hija llamada Aixa.

            Pero el sultán se enamoró de una esclava cristiana llamada Isabel de Solís, que tomó el nombre de Soraya al convertirse al Islam, y con la que tendría dos hijos varones, hasta tal punto que acabó por desbancar a Aixa de la condición de sultana y confinarla en habitaciones menos regias.

            Hacia 1484, los celos, la rivalidad entre Aixa y Soraya, el temor por la sucesión de sus hijos, junto con la desconfianza ante las intenciones del sultán, instaron a Aixa a participar, con la facción aristocrática de los Abencerrajes, en una conspiración para destronar a su esposo y poner en su lugar a su hijo Boabdil. Tras liberar a éste de una de las torres de la Alambra, donde su padre lo tenía preso, Aixa incitó a Boabdil y su hermano Yusuf a huir a Guadix, donde el primero fue proclamado rey. Poco después, tras una sangrienta guerra civil, el 5 de julio de 1482, Boabdil era proclamado rey de Granada. Aixa volvió a intervenir con tenacidad y firmeza en 1483, cuando su hijo cayó prisionero de los cristianos en la batalla de Lucena, y ella negoció su liberación. Poco se sabe de su vida en los siguientes años, pero debió de seguir implicandose muy de cerca en los agitados y decisivos acontecimientos que estaban teniendo lugar en Granada.

            Cuando la ciudad se rindió a los Reyes Católicos el 2 de enero de 1492, Aixa partió al exilio con su hijo, primero al señorío de Adarax, en la alpujarra, y después, en octubre de 1493, a la ciudad marroquí de Fez, donde seguramente le sobrevendría la muerte.



Bibliografía:
www.islamyal-andalus.es

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